El estricto trabajo llevado a cabo por el equipo DISA – Copi Sport y el propio Enrique Cruz, junto a su copiloto Ariday Bonilla, en las semanas previas al Rallye Isla Tenerife, no sirvió de nada tras el incidente del primer tramo. Ahora ya sólo toca pensar en el último rallye de la temporada.
La insuperable expectación que levantó este 39º Rallye Isla Tenerife en sus días previos, así como la apabullante presencia de público en cada una de la manifestaciones de la prueba, fueron el mejor acicate para la participación de Enrique Cruz y Ariday Bonilla con el Porsche 911 GT3 de DISA – Copi Sport. Ya en las mismas verificaciones administrativas y técnicas, así como en la espectacular ceremonia de salida, se vio claro que el gran protagonista de la prueba iba a ser el aficionado, sin menosprecio de la preciosa batalla que libraron los pilotos de cabeza.
Enrique, que había preparado a conciencia esta fundamental prueba del calendario, partió –como él mismo había indicado- a darlo todo desde el primer metro. Esta fogosidad propia de un chaval veinteañero, así como algo de mala suerte, dieron como resultado que una ligerísima salida de carretera agujereara un radiador de agua y, con ello, tirara por la borda toda opción por estar en los tiempos.
“Todo fue muy rápido. Sabíamos que la zona era complicada, pero un bote inesperado nos sacó repentinamente y sin opciones de la carretera. Pensamos que no había sino nada, pero al poco de reiniciar la marcha notamos cómo el coche no se agarraba del tren delantero en curvas. La rotura del radiador hizo que cayera agua en el neumático y de ahí la falta de adherencia” aclaró Enrique.
Una circunstancia que dejó al rápido y fogoso piloto fuera de carrera, retornando al parque de trabajo para reparar la avería. Una vez subsanada, la estrategia cambió radicalmente puesto que ya no se podrían sumar puntos tras el reenganche. Así, Enrique fue autorizado por el equipo a salir a rodar y dar espectáculo, aunque con neumáticos usados y sin arriesgar lo más mínimo: “Gracias a Fernando Capdevila, que entendió que debíamos sumar kilómetros de cara al Lanzarote, salimos a disfrutar y darle a la afición lo que buscaba, pero sin presión alguna por los tiempos. Es una lástima porque hasta el momento del incidente me encontraba muy cómodo y rodando realmente rápido según nuestras cuentas. Y doble sentir de pesar cuando hemos podido ver la ingente cantidad de aficionados que se agolpaban en cada metro del recorrido” declaró apesadumbrado.
Ahora ya sólo toca pensar en la cuarta y última cita del campeonato, el Rallye Isla de Lanzarote los días 29 y 30 de noviembre. Hasta allí “viajaremos sin la presión del título, pero con toda la ilusión por lograr un buen resultado y ayudar en la medida de lo posible al equipo y a Fernando” concluyó Enrique.
Las carreras son así, un tópico que no deja de ser necesario para animar la moral de un deportista nato como es Enrique, al que le ha costado asimilar este duro resultado en la prueba “de casa”. Pero su valía y tenacidad harán que esté en plena forma para cerrar el Campeonato Autonómico de Rallyes de Canarias de la mejor forma posible.
No obstante, Enrique tiene cita el próximo fin de semana con una nueva prueba de la modalidad de montaña, con la V Subida Valle Tabares.
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